Por lo común, la montaña es un mundo adusto. Un mundo marginal, situado a extramuros de las civilizaciones, que son producto de las ciudades y de las tierras llanas. Su historia consiste en no tenerla, en permanecer casi siempre al margen de las grandes corrientes civilizadoras, que discurren lentamente, pasando de largo ante el mundo de la montaña. Capaces de extenderse ampliamente en sentido horizontal, estas corrientes parecen impotentes para ascender en sentido vertical.
Fernand Braudel – El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II.
La fotografía es de Oriol Maspons; la traducción es de Mario Monforte Toledo, Wenceslao Rodes y Vicente Simón.