…desoyó los temerosos ruegos y se acercó a la iglesia con la escopeta al hombro. Cuando estaba en la puerta se asomó al interior del templo vacío, sin retablos…ni altar y las campanas volvieron a sonar con más fuerza y más cercanas. No había viento. Miró a la torre y no vio a nadie. Pero…no se atrevió a subir al campanario. Lo más extraño de todo era que las campanas…no podían tocar solas porque hace mucho tiempo que el campanario está sin campanas
Nota. La foto esta vez es de Leo Simoes. Pertenece a su proyecto Silencio y Olvido y retrata, como el libro de Abel Hernández, las zonas rurales despobladas en España. Se puede ver en:http://www.leosimoes.com/proyectos/silencio/07.html
lunes, 20 de septiembre de 2010
Abel Hernández: El caballo de cartón.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Buen toque de realismo mágico. Me ha recordado un poco a Julio Llamazares por el desasosiego y el desarraigo de la tierra perdida, donde sólo se mantienen a duras penas los recuerdos.
Un saludo.
Leí Historias de la Alcarama, de Abel Hernández, y me gustó mucho. Creo que este Caballo de cartón es una especie de segunda parte de aquellas historias.
Estoy de acuerdo con José Antonio: Abel Hernández recuerda a Julio Llamazares. El territorio rural, el de la infancia, perdido y añorado, que no se podrá nunca recuperar (por la despoblación, por un pantano que lo inunda todo, por el progreso...)
Sí, yo también coincido con vosotros. Pero no hay muchos escritores "jóvenes" que miren a los pueblos de donde vienen sus padres o a los suyos propios. Parece que dé repelús hacerlo.
Publicar un comentario