Alguien había abandonado
la naranja en una mesa:
quien abandona el don no lo merece.
Me rompí una uña sin poder rasgar su piel.
La fruta estaba seca, sus gajos sueltos,
pero la dura piel los mantenía unidos.
Si yo me rompo por dentro
¿qué piel me contendrá?
Martín López-Vega, Extracción de la piedra de la cordura
La fotografía es de André Cepeda.
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