domingo, 29 de noviembre de 2015

En los retretes




Cuando los escritores escriban libros sobre el cautiverio, deberán describir los retretes y meditar sobre ellos. Solo eso. Eso bastará. Describir concienzudamente los retretes y a los hombres en los retretes. Si los escritores son tipos serios, se detendrán aquí. Porque es lo esencial, el rito supremo, el símbolo perfecto. Pero dado que ya sabemos cómo son los escritores, tendrán miedo de no parecer bastante distinguidos. De no resultar bastante viriles. De no ser bastante decorosos. No hablarán de los retretes. Hablarán del aprendizaje de la experiencia, de la regeneración a través del sufrimiento. O bien de la energía espiritual, como ese gilipollas que le envió una carta a monsieur Valéry. Una idea rara que tuvo. ¿Qué ayuda se puede esperar de un viejo seco, sutil y oficial, tan perfectamente ajeno a las trivialidades del sufrimiento real? El gran hombre respondió. Vi su respuesta: veinticinco líneas mecanografiadas y su firma autógrafa. Todo ello para decirnos que se alegraba de saber que la energía espiritual nos sostiene. Y es verdad que debió satisfacerlo. Calmarlo, reconfortarlo. Porque es a lo que se dedica, a la energía espiritual. Y cuando la energía espiritual funciona, todo funciona…El problema es que la energía espiritual es algo que se pone en los libros. No existe. No hay manera de pronunciar esas dos palabras sin que den ganas de reír. Aquí, en los retretes.

Georges HyvernaudLa piel y los huesos

La traducción es de Manuel Talens.

La imagen es de Pablo E. Piovano y corresponde al ensayo dedicado a los costes humanos que el glifosato, un potente herbicida prohibido en 74 países, aunque no en Argentina, está produciendo en Colonia Alicia Baja, Colonia Aurora, provincia de Misiones.