viernes, 19 de febrero de 2010

José Manuel Navia: Gonzalo Juanes


En Liturgia de los ahogados, un libro de Gonzalo Calzedo Juanes, se puede leer la siguiente dedicatoria: “A mi tío Gonzalo, cuyas fotografías también cuentan historias”.
No escribiría esto si no fuera porque hace unos días caí en la cuenta de que ese fotógrafo/pariente era Gonzalo Juanes, un hombre al que La Fábrica le dedica uno de sus libritos grises, y cuyas fotografías de colores me habían hecho sospechar que se trataba de alguien más joven.
Y no, no era tan joven. Había nacido en 1923, estudiado perito industrial y, por las normas de acceso para formar parte del Instituto Nacional de la Soldadura, tenía que estar preparado para revelar fotos. Lo de revelar mentiras no se contemplaba en las bases. Así las cosas, solo una vez conseguido el puesto, lo aprendió; en blanco y negro, y por las noches. El caso se repitió después con las de color, gracias a una película de Kodac. Eran principios de los sesenta.
Influenciado por Walker Evans y otros fotógrafos de la F.S.A. americana, Gonzalo Juanes formó parte del grupo Afal, y siempre estuvo un tanto aislado del mundo del arte por vivir lejos de una ciudad más importante que Gijón.
A día de hoy se pueden ver unas cuantas fotografías suyas en la Web. Aquí fue donde me fijé en él. En cuanto a las del libro, hay una de 1975, donde aparece Franco dentro de su ataúd y un televisor, que tiene algo de performance involuntaria, difunta.
Pero, aparte de fotografías, en el libro hay un párrafo que he querido copiar. Dice: “coge la cámara y sal a la calle a fotografiar lo que te dé la gana, pero no te empeñes en hacer arte…Ahora estamos ante un nuevo pictorialismo que me parece inadmisible.”
Supongo que en sus primeros tiempos, Calzedo Juanes también se dejaba aconsejar por él. Y aunque me parece que hacer fotografías no tiene mucho que ver con escribir cuentos, sí creo que los cuentistas que más me gustan son los que menos se empeñan en hacer arte.