jueves, 7 de mayo de 2009

Anton Chéjov: Cuaderno de notas


Ferres. Usar a Navokov para hablar de Chéjov o usar a Chéjov para nombrar a Ferres no es lo que quiero, pero tampoco me importa quererlo; ambos tienen algo en común. Conmigo, quiero decir. Los dos últimos, quiero decir.
... todo lo que eran trabajos de construcción le fascinaban, porque en su opinión esa clase de actividad acrecentaba siempre la suma total de la felicidad humana. Eso dijo Nabokov de Chéjov.
Yo, en cierto modo, detesto el hormigón fraguado y la ferralla oculta en él. Pero también me gustan; me fascinan, en este caso. La piqueta, de Ferres –que vuelve a editarse por Gadir-, contiene lo contrario de la construcción: la demolición, y una cita de Chéjov, claro: No son seis pasos de tierra lo que precisa el hombre, ni una comarca, sino el globo terrestre entero y la naturaleza en su plenitud… Una frase que he reconocido al vuelo y que he entendido mejor en la versión o en la traducción del francés en Cuaderno de Notas.
Me sentí bien al reconocerla. Así que, acostado, luz de flexo, sábanas frías, sueño de muerte, me dije: aquí están la pasta, el ladrillo, la plomada, el cordel húmedo y los escombros que se guardó Chéjov.


Los campesinos, que trabajan más que los demás, jamás usan la palabra “trabajo”.

No existe una “ciencia nacional”, del mismo modo que no existe la tabla de multiplicar nacional; lo nacional no tiene nada que ver con lo científico.

El hombre sincero tiene razón.

Si alguien elige una ocupación que le es ajena, el arte por ejemplo, se vuelve infaliblemente un funcionario.

Así como incomoda preguntarle a un preso por qué fue condenado, nos incomoda preguntar a un millonario de qué le sirve todo su dinero…

Que las generaciones futuras alcancen la felicidad: pero, eso sí, sin dejar de preguntarse qué ideales tuvieron sus antepasados, en nombre de qué sufrían.

-Un hombre no necesita más de tres metros de tierra.
-Yo no diría el hombre, sino su cadáver. El hombre necesita la tierra entera.

Hay escritores cuyas obras por separado, nos parecen brillantes, pero en conjunto apenas si nos impresionan. Por el contrario, en otros casos, un solo libro no nos sugiere nada en particular, pero el conjunto de las obras nos parece límpido y brillante.

En arte, el público aprecia todo lo que es banal y conocido desde hace mucho tiempo, todo aquello a lo que se ha acostumbrado.

La universidad desarrolla todas nuestras capacidades, incluso la idiotez.

…si todos los habitantes se vuelven zapateros, ¿quién va a querer que le hagan botas?

¿Por qué no pintamos más que personas débiles, quejosas y pecadoras, cuando quienes nos aconsejan pintar sólo gente fuerte, sana e interesante no piensan sino con ellos mismos?

Solo cuando es infeliz el hombre abre los ojos.

Cuando estamos sedientos tenemos la impresión de que podríamos beber el mar entero: eso es la fe. Pero cuando comenzamos a beber, sólo podemos tomar uno o dos vasos: eso es la ciencia.



Notas:
La traducción y el posfacio es de Leopoldo Brizuela.
La introducción es de Vlady Kociancich.
El texto de Navokov pertenece a Curso de Literatura Rusa (Bruguera,1984)
La frase de Chéjov la rescaté de La piqueta (Viamonte, 2002)
La fotografía es de Santi Burgos, y aparece en EL PAÍS.