miércoles, 22 de diciembre de 2021

El inglés bueno


 

A mi manera…, empezaba a darme cuenta de que contar una historia no bastaba, salvo que estuviera escrita con tal convicción que el lenguaje y el contenido indicarán que yo tenía algo que decir además de una historia que contar. La mejor escritura se producía cuando el movimiento de mi pluma coincidía exactamente con el tono de mis pensamientos, lo que me hizo comprender que cada escritor o escritora tiene su voz o estilo únicos y que, aunque unos encuentren esa voz antes que otros, cuanto más te costará adquirirla, más probable era que fuera tuya y de nadie más.

 …sirvió para reforzar la creencia de que “el inglés bueno es el inglés claro” y me hizo desarrollar un sentimiento hacia el lenguaje que no había experimentado con tanta viveza ni leyendo las palabras ni escuchando las. Las cadencias de estilo se hicieron lo suficientemente potentes como para ayudar a mejorar mi prosa, una revelación que, sin duda, se había producido se habría producido antes con una educación decimonónica en los clásicos griegos y latinos.

Leer mi obra en voz alta era un modo de asegurarme de que poseía la fluidez y claridad del inglés claro. Siempre había tenido cuidado, pero ahora me mostraba implacable a la hora de señalar las repeticiones en una página, reconocer palabras innecesarias, suprimir tautologías, librarme de clichés, eliminar lo que quedaba insinuado en vez de expresado y tratar de lograr la sencillez incluso en las descripciones de complicados procesos de pensamiento, usando las técnicas de la poesía para escribir en prosa.


Alan Sillitoe - La vida sin armadura. Una autobiografía

La traducción es de Antonio Lastra.