domingo, 22 de noviembre de 2009

Miguel Ángel Muñoz. El síndrome Chéjov



Esta es mi forma de agradecer cinco años de blog.

Durante dos años ellos me habían pagado el B1, el B2, el C1. Quería empezar con el D para conducir autobuses pero ya podía llevar algunos camiones. No era necesario. Más adelante. Te basta con esto para desahogarte y ponerte a trabajar. Conduce. Conduce. No es lo que quieres. Me preguntó mi padre. Y ahora me recordaba, el día de mi primer sueldo, es una compensación, le decía él a mi madre, por todos los permisos de circulación. Cógelo, mujer. Y ella se resignó y lo cogió con un poco de pena. Creo que mi padre descansó, se relajó, se quitó una carga. Él era acomodador en un cine. Siempre estaba a oscuras. En otro mundo.