domingo, 19 de marzo de 2017

Ignorantes, sucios y portadores de enfermedades




     La singular naturaleza de  la agricultura de California depende de estos temporeros y de sus continuos desplazamientos. Los trabajadores del lugar no dan abasto para recoger el melocotón y la uva, el lúpulo y el algodón. En una huerta de melocotoneros grande, por ejemplo, harán falta otros dos mil pera recoger y empaquetar la fruta. Y si estos dos mil temporeros no llegan, si la campaña se retrasa tan siquiera una semana, la cosecha se pudrirá y se echará a perder.
     Así, en California nos encontramos con una curiosa actitud hacia un colectivo que garantiza el éxito de nuestra agricultura. A los emigrantes los necesitamos y los odiamos.

John SteinbeckLos vagabundos de la cosecha
La  fotografía es de Bernard Plossu