viernes, 23 de septiembre de 2022

Barritas de caramelo


 

Eso era todo lo que un hombre necesitaba: esperanza. Era la falta de esperanza lo que hundía a un hombre. Recordaba mis días en Nueva Orleans, viviendo de dos barritas de caramelo de 5 centavos al día durante semanas con tal de no trabajar y tener tiempo para escribir. Pero el morirse de hambre, desgraciadamente, no ayuda a mejorar el arte. Solo era un impedimento. El alma de un hombre estaba radicada en su estómago. Un hombre podía escribir mucho mejor después de haberse zampado un buen solomillo de ternera y haber bebido medio litro de whisky de lo que jamás podría hacerlo después de haber comido una barrita de caramelo de a níquel. El mito del artista hambriento era una falacia. Una vez que te dabas cuenta de que todo era una falacia, conseguías la sabiduría y empezabas a sangrar y a arder en llamas y a romper tu ser en explosiones.

Charles Bukowski - Factotum

La traducción es de Jorge Berlanga. La fotografía, de Alistair Taylor-Young

jueves, 15 de septiembre de 2022

Chico listo

 


- Era como descubrir otra raza de personas -sentado en la cama, pasé un brazo por los hombros de Elena- en las que nunca se piensa, que son casi como objetos. El tipo que te lleva la maleta, el tipo que te limpia los zapatos, el tipo que te vende el paquete de tabaco. No son amigos, ni clientes, ni nada. Pero he empezado a mirarles y a preguntarme dónde está la culpa.

- ¿Qué culpa?

- La culpa de que hasta ahora no haya pensado que ellos son hombres.

- Pero, Javier, todo esto es infantil. Nadie ignora que esa gente es igual que todos nosotros. Pero que viven de distinta manera.

- ¡Eso es lo que yo trato de averiguar! ¿Por qué viven de distinta manera?

[…]

Rio tenuemente […]

- Porque tú has nacido en una buena familia y, además, eres… Déjame que termine. Y además eres inteligente, muy inteligente, y muy trabajador. Y honrado. Y sabes lo que quieres. ¿De acuerdo? -su boca reptaba hacia mis labios-. Dime si no es así. Si no es así, no te quiero. Dímelo.

Juan García Hortelano - Tormenta de verano

La fotografía es de Cristina García Rodero