jueves, 31 de diciembre de 2009

Fernando Sanmartín: Heridas causadas por tres rinocerontes.


Escribo para escapar. Escribo unas notas que yo leo, una vez escritas, para saber más. Porque la escritura es un espejo. O una torpeza. Como la vida. Escribo para respirar. Escribo junto a un hijo enfermo, un hijo que me pide el bolígrafo con el que escribo, y se lo doy para que dibuje una ballena o un delfín mular. Escribo para desentrañar el día, para hilar una aguja en la oscuridad, para coserme. Escribo como un lobo cercado. Escribo y aún recojo del buzón, una vez a la semana, cartas difíciles, publicidad, sobres del banco, escrituras, huecos. Escribo. Y Yorgos me pide otra vez este bolígrafo para escribir su nombre. Aunque luego me dice, me pide, que se lo escriba yo.


Nota: La fotografía es de James KV y la encontré en la siguiente dirección.
http://smile.aminus3.com/image/2009-12-27.html