miércoles, 25 de febrero de 2009

Julio Ramón Ribeyro: Prosas apátridas

En contra. De los números redondos. De conmemorar (y solo eso) los 200 de Darwin, Poe y Larra. De las patrias. De las batallas.
A favor. De estas frases redondas, entre 200 Prosas apátridas.


13. Dentro de nosotros hay como una oficina meteorológica que emite cada mañana su parte sentimental: estaremos contentos, sufriremos, cólera al mediodía, etc.

70. Podemos concebir un espacio sin tiempo, pero no un tiempo sin espacio. El tiempo necesita de las cosas para existir. En un universo absolutamente vacío el tiempo no existe. El tiempo es así una cualidad del ser…El tiempo no puede almacenarse.

72. Literatura es afectación…Tanto más afectado que un Proust puede ser un Céline o tanto más que un Borges un Rulfo. Lo que debe evitarse no es la afectación congénita a la escritura, sino la retórica que se añade a la afectación.

76. Cenando de madrugada en una fonda con un grupo de obreros me doy cuenta de que lo que separa lo que se llama las clases sociales no son tanto las ideas como los modales…La importancia de los modales es tan grande que los que en mi país se llaman los huachafos tratan de saltar de una clase a otra, no mediante un cambio de mentalidad, sino gracias a la imitación de los modales, sin darse cuenta, como lo hacen los arribistas, que lo fácil es copiar las ideas, puesto que son invisibles, y no las maneras.

86. Al escribir, en realidad, no hacemos otra cosa que dibujar nuestros pensamientos…gracias a una treintena de figuras que se fueron perfeccionando hasta constituir el alfabeto.

93. Han tenido las mismas experiencias, leído los mismos libros, sufrido casi las mismas desventuras, incurrido en los mismos errores. Pero serán ellos quienes escribirán los libros que yo no pude escribir.

112. Lo importante no es que Leonardo haya producido La Gioconda sino que la especie haya producido a Leonardo.

161. Costumbre de tirar mis colillas por el balcón, en plena Place Falguière, cuando estoy apoyado en la baranda y no hay nadie en la vereda. Por eso me irrita ver a alguien parado allí cuando voy a cumplir este gesto.”Qué diablos hace ese tipo metido en mi cenicero”, me pregunto.

198. Quedarás tú, como tus libros, lleno de erratas.



Nota: La fotografía es de Bleda y Rosa, de la serie Campos de batalla. Calatañazor, en torno al año 1000.