jueves, 12 de febrero de 2009

Karl Kraus: Dichos y contradichos

Intento dejar unos días entre la lectura de un libro que me ha interesado y su post. A veces, esos días en los que pienso -y olvido parte de los detalles- me llevan a darme cuenta de algo nuevo. Así me ha parecido que Kraus, criticando al periodismo de su época y de su país, podría estar apuntando hacia el principio (moral) del Blog, de un buen blog. ¿Por qué? Tal vez porque renunció a la actualidad y al tópico del periodismo y publicó un periódico –Die Fackel (La Antorcha) – desperiodizado. ¿Qué otra cosa es un blog?
Me pregunto además ¿Cuántos lectores de aforismos habrá entre los lectores?, ¿desde cuándo los leo yo? Y ¿Por qué no los he leído antes? Ni siquiera sabía que existieran. Es suficiente con que diez sean buenos para leer un libro de aforismos. Al menos, eso me parece a mí. Aquí dejo algunos, fuera de contexto, claro, y eso es lo peor que le pueden pasar a estos aforismos que siguen.

Una mujer que no puede ser fea no es bella

Que una mujer sea agua sobre una bandeja. Uno la arrastra con el dedo adonde quiera, y no deja rastro donde ha estado. Puede ser el recuerdo más bello.

Ojos que ven, corazón que no siente.

¿Cómo aprende la humanidad a nadar? Se le dice dónde se encuentran los puntos peligrosos y que el agua es una combinación de hidrógeno y oxígeno.

Hemos sido lo bastante complejos como para construir la máquina y somos demasiado primarios para dejar que nos sirva.

Vamos a ver, ¿existe alguna protección contra la errata que, cada vez que se habla de una erudición estúpida, la convierte en estupenda?

Hay dos tipos de escritores. Aquellos que lo son y aquellos que no lo son. En los primeros, el contenido y la forma van juntos como el alma y el cuerpo; en los segundos, hacen juego como el cuerpo y el vestido.

En caso de duda decídase por lo correcto.

El aforismo nunca coincide con la verdad: o es media verdad o verdad y media.

Se busca desierto adecuado para un espejismo.

¡Perdónalos señor porque saben lo que hacen!

Ata corto tus pasiones, pero guárdate de dar rienda suelta a la razón.


Para terminar, una frase que aparece de otra forma en el diario de Roger Wolfe que leo hoy, y que podría ser una traducción con interrogaciones de la de Kraus: Ni tan solo se vive una vez. Escribe Wolfe: Siempre recuerdo una pintada que vi una vez en un muro, en Londres, hace muchos años. Decía: ¿Hay acaso vida antes de la muerte?
Eso es lo que me pregunto leyendo este diario. Y me hago ilusiones pensando que esa idea se me olvidará días después de haber pasado la última página. El lunes o el martes, calculo
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