lunes, 22 de junio de 2009

Amy Hempel: Cuentos completos (I)

Lo primordial son las frases. Y en eso me he fijado y me fijaré cuando siga avanzando. Supongo que los lectores de este libro de Amy Hempel se decantarán o por ser lectores de sus cuentos o por ser lectores en busca de sus frases.
Yo me apunto al segundo grupo y, con Rick Moody, a destacar: Lo importante es el ritmo. La ambigüedad. El modo en que las emociones, en circunstancias difíciles, son atrapadas por el lenguaje
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Razones para vivir

El corazón…creí que se me paraba. Así que me subí al coche y puse rumbo a Dios. Pasé por delante de dos iglesias ante las que había coches aparcados. Después paré en una tercera porque nadie había aparcado allí.

Mi trabajo es perfecto. No hago nada, no me pagan nada, pero –lo adivinaste- es mejor que nada.
El sentido del humor ayuda.

Duermo en la cama de mi marido. De esa manera, la cama vacía que miro es la mía (…) Además de los calcetines de Flea, también me pongo su reloj.

-Cuéntame cosas que no me importe olvidar –dijo que sea ella-. Que sean banalidades (…)
Duermo con un vaso de agua encima de la mesilla de noche para así poder ver por el nivel si es suelo de la costa el que está temblando o si soy yo…

Tuve varios accidentes. Después accidentes más graves. Pero la zona que me dolía nunca era la que me había dañado.

Pero el cuerpo siempre procura recuperarse. También la mente, por etapas. Paso a paso. Pregúntales a una madre que acaba de perder a su hijo cuántos tiene. Te responderá: “Cuatro.” Después dirá: “Tres”, y unos años más tarde dirá: “Tres…Cuatro.”

El camarero me sirvió tequila y dejó la botella en el mostrador. Me preguntó que adónde iba y yo le contesté que simplemente iba. Después sacó un tarro con un escorpión dentro. Me mostró cómo una única gota tequila vertida en el rabo del escorpión hacía que éste se clavase el aguijón hasta morir.


A las puertas del reino animal

Los tres primeros días son los peores, según dicen, pero han pasado dos semanas y sigo esperando que pasen esos tres primeros días.

Toda mi vida le he tenido miedo a la leche. Creía que si bebía mucha cantidad, los huesos me crecerían más que la piel y que los dientes no me cabrían en la boca.

…la conversación se limitaba a preguntarnos por qué la gente se tumba en la playa con los pies mirando hacia el mar.


Nota: La fotografía la he obtenido de aquí:http://www.pixelicia.com/huracanes-a-la-vista