lunes, 28 de diciembre de 2009

Roger Wolfe: Tiempos muertos




Un cuento, como una novela, no tiene por qué contar nada, pero tiene que tener una estructura, un ritmo, un tono, un tarantantán, y sobre todo una muy particular tensión (casi podría decirse que si no hay tensión no puede haber relato) […]la tensión de un cuento se basa en gran medida en una sensación de movimiento y nada mueve un texto hacia delante , o hacia atrás, o hacia arriba y hacia abajo –haciéndolo botar parado, por decirlo así- como el peloteo de un bien temperado diálogo.
El diálogo, a su vez, exige la existencia de al menos un par de personajes.


Nota: Las fotografías de Florent Brard yMichael Rasmussen son de Timm Kölln y las encontré en el siguiente enlace: http://www.timmkoelln.com/the_peloton/