viernes, 9 de enero de 2009

Cees Nooteboom: En las montañas de Holanda



Un libro editado en España en 1990 y escrito por alguien que –expulsado de todos los colegios- deseó hacer compatibles sus ganas de viajar con las de escribir. Un libro difícil de encontrar hoy, salvo en librerías de viejo. Los libros de viajes de Nooteboom parecen atajos por carreteras secundarias, más lentas, pero, muchas veces, también más cercanas a lo humano que las que solemos transitar. Carreteras en las que sin buscarlas Nooteboom capta emisoras y frases de locutores como la que aparece en la novela La historia siguiente: El tiempo es el sistema que debe cuidar de que no ocurra todo al mismo tiempo. Hoy, diecinueve años después de editarse y una semana más tarde de tenerlo en casa, lo acabo de leer.

Me han echado del trabajo (por un día). Nieva, y las carreteras de Madrid, tanto las que deberían estar en funcionamiento –en explotación como dirán algunos-, como las que siguen en construcción, parece mejor que no existan. Solo por esto he elegido el inicio del capítulo seis para el post.

Camino, carretera, weg, straat, baan. Siempre me ha llamado la atención que, en holandés, la palabra weg, signifique también ausencia. Camino, en español, es weg, en su acepción corriente, pero también viaje. Pues, bien, viaje es asimismo por definición la ausencia de lugar de donde se ha partido, pero le falta, después de todo, la brutal contundencia de weg.
Sales por una carretera y llegas a casa por un tejado cubierto de nieve.

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