Así empezó mi vida. Una vida que pasaba con mi madre, una sombra en una foto mía. Días. Tardes. Noches. Caminatas. Comidas. Ropa. Aceras. Películas. El hogar. Radio. Y los fines de semana, mi padre. Un hombre agradable, corpulento, cariñoso, que nos visitaba. Feliz de volver a casa. Feliz de macharse.
Entre ellos no sé qué
pasaba. Pero, dados sus respectivos caracteres,
me inclino por creer que no pasaba nada. Que su vida cambió radicalmente, que
allí estaba yo, que el futuro tenía un significado diferente, que aparentemente
no se hablaba de otros hijos, que ahora se veían mucho menos; nada ofrecía
señal alguna de cómo se sentían el uno con el otro, o cómo manifestaban ese
estado. Ninguno de los dos se planteaba demasiadas cuestiones. No se autoobservaban
demasiado. La psicología no era precisamente una ciencia que cultivaran.
Richard Ford – Mi madre
La traducción es de Marco Aurelio
Galmarini. La fotografía pertenece a Paul Strand.
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